
Tras la investigación, las autoridades capturaron a María Fernanda Bonilla Archila y su guardaespaldas, José Luis Marroquín Ovalle, señalados como los principales responsables del crimen.
Sin embargo, a pesar de las pruebas, un juez modificó el delito de asesinato a homicidio en estado de emoción violenta, lo que reduce significativamente las penas que enfrentarán los acusados.
La estrategia para salir de prisión

El 27 de febrero, en una audiencia de etapa intermedia en Chiquimula, Bonilla y Marroquín intentarán aceptar los cargos bajo el nuevo delito impuesto por el juez.
Este cambio les permitiría obtener una condena mucho menor, que oscila entre 2 y 8 años de prisión. Además, al admitir la culpa en esta etapa, la pena se reduciría en una tercera parte, dejándolos con aproximadamente cinco años de condena, de los cuales ya han cumplido una parte en prisión preventiva.
La prueba clave que el juez ignoró

La Fiscalía presentó como evidencia mensajes de WhatsApp donde Bonilla y Marroquín supuestamente planeaban el asesinato de Melissa.
En una conversación, Bonilla escribió:
💬 "Pero yo sí la voy a matar a puros pijazos."
A lo que Marroquín respondió:
💬 "Traela para aka i la echamos (sic)."
Pese a esto, el juez de Primera Instancia Penal de Zacapa, José Maximino Morales González, no admitió la conversación como prueba contundente, argumentando que eran capturas de pantalla que podían sacarse de contexto.
Esta decisión ha generado dudas sobre la imparcialidad del juez, y la familia de Melissa sigue luchando para que el caso sea trasladado a un tribunal en Ciudad de Guatemala, donde esperan obtener justicia real.
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