En su primer año al frente del país, el presidente Bernardo Arévalo ha enfrentado una serie de cambios en su equipo de gobierno.
Desde renuncias inesperadas hasta destituciones por controversias, más de diez funcionarios han salido de sus puestos, siendo el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) el más afectado.
El año comenzó con la renuncia de Anayté Guardado, quien declinó su nombramiento como ministra de Energía y Minas argumentando una campaña de desprestigio en su contra.
En abril, María José Iturbide fue relevada como titular del Ministerio de Ambiente tras usarse vehículos oficiales para asuntos personales.
En mayo, Jazmín de la Vega, entonces ministra de Comunicaciones, fue removida por supuestas irregularidades en pagos a proveedores. Desde entonces, varios viceministros y directores relacionados con esa cartera también han dejado sus cargos, siendo la más reciente la salida de Félix Alvarado, quien renunció el 15 de noviembre alegando razones personales.
Impacto y opiniones de expertos
Analistas señalan que los constantes cambios afectan la ejecución de proyectos gubernamentales y generan desconfianza en la ciudadanía. Además, destacan que este fenómeno no es exclusivo de esta administración, recordando patrones similares en gobiernos anteriores.
Las modificaciones generan retrasos y dañan la percepción pública de estabilidad política”, indicó Francisco Quezada, experto en seguridad.
A pesar de las críticas, Arévalo ha instado a su equipo a poner a disposición sus cargos para realizar una evaluación exhaustiva de desempeño y asegurarse de contar con funcionarios alineados con sus objetivos de gobierno.
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