
Con esperanza y vocación, Ana (nombre ficticio) inició su carrera como maestra en una comunidad rural de Guatemala. Su sueño: ofrecer herramientas de superación a niños marginados. Sin embargo, su deseo de justicia la enfrentó a uno de los personajes más temidos del sector educativo: Joviel Acevedo.
Junto a otros colegas, Ana promovió la creación de un nuevo sindicato independiente dentro del Ministerio de Educación (Mineduc). Esto provocó una represalia directa del poderoso dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG), quien, según denuncias, ha construido una red de control e intimidación desde hace años.

Todo comenzó a deteriorarse con la llegada del gobierno de Otto Pérez Molina en 2012. Las amenazas contra los docentes crecieron, especialmente para quienes no se alineaban con el STEG. Ana y sus compañeros, firmes en su lucha, organizaron protestas en plena pandemia, exigiendo salarios atrasados y condiciones dignas. Aunque lograron el pago, no se respetaron otros compromisos laborales.
El precio fue alto. Fueron sancionados ilegalmente, suspendidos y señalados. La persecución se intensificó cuando Ana denunció irregularidades de maestros ausentes —afiliados al STEG— con pruebas documentadas. La respuesta fue una orden de traslado que rechazó.
Su negativa fue castigada con la destitución.

Nos vigilaban hasta cuando íbamos al baño"
dice Ana.
Joviel lo controlaba todo. Tenía ojos en todas partes"
En 2023, fue finalmente despedida. Desde entonces, pelea su restitución.
Juntas Mixtas: Instrumentos de intimidación
Acevedo, a través de las llamadas Juntas Mixtas, habría consolidado su influencia.
Estos entes definen sanciones a los docentes, y su presencia en ellos ha sido señalada como un mecanismo de castigo contra opositores.
Adicionalmente, en los Jurados de Oposición —espacios que evalúan contrataciones en el Mineduc— se le acusa de manipular decisiones para favorecer a cercanos, vender plazas y exigir porcentajes de salarios a cambio de contratos.
Juan de Dios : La presión que lo obligó al retiro

Otro caso es el de Juan de Dios (nombre ficticio), quien dirigió una oficina nacional en el Mineduc. Su error: negarse a firmar contratos impulsados por Acevedo sin respaldo técnico. Fue removido de su puesto y luego acosado legalmente.
Tras meses de hostigamiento, amenazas telefónicas y aislamiento sindical, decidió jubilarse. "Nos destruyó. Solo por no unirnos a su sindicato", sentencia. “Joviel Acevedo opera con el aval de la corrupción”.
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