
El proceso de elección del nuevo Papa enfrenta su primer escándalo con la insistencia del cardenal italiano Angelo Becciu de participar en el cónclave, pese a su condena por malversación de fondos.
El purpurado de 76 años, sentenciado en 2023 a 5 años y medio de prisión por el escándalo de compra de un edificio en Londres con fondos vaticanos, fue suspendido por el papa Francisco pero conserva técnicamente su título cardenalicio.

Becciu declaró al diario Unione Sarda:
El Papa nunca me excluyó explícitamente del cónclave"
Sin embargo, documentos internos lo catalogan como "cardenal no elector", excluyéndolo de la lista oficial de 135 purpurados habilitados.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede aclaró que aunque puede asistir a reuniones preparatorias, su participación en la votación final requeriría una dispensa especial que parece improbable.

El escándalo involucra 200 millones de euros malversados en operaciones inmobiliarias, incluyendo 125,000 euros desviados a una organización de su pueblo natal.
Expertos en derecho canónico debaten si su condición de condenado por un tribunal secular pero no por la justicia eclesiástica le permitiría votar, creando un precedente peligroso para futuros cónclaves.

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